sábado, 5 de marzo de 2011

CUANDO LA JUVENTUD SE VA....

PERDER LA JUVENTUD-LA JUBILACION
Salida del sistema: De activo a pasivo

Quizás sea este el motivo más recurrente por el cual llega la angustia y el miedo: el paso del tiempo, el calendario, los meses, días y años…

Un día me levanté y me di cuenta que tenía canas, que algunas arrugas surcaban mi rostro, y me vi viejo…” “La llegada de mi primer nieto me hizo pensar en el paso del tiem­po… Me queda poco, y además mi cuerpo tiene achaques. Antes no me dolía nada...”

Innumerables comentarios de personas que reflexionan so­bre el paso del tiempo, sobre lo que sí han tenido… “la juven­tud”… y lo que están perdiendo….
Tenemos que incorporar dentro de nuestra existencia (yo diría que es algo que debemos hacer rápido, o mejor dicho, algo de lo que debemos “tomar conciencia” para no sufrir) cómo es nuestro proceso evolutivo: nacer, crecer, desarrollarnos, repro­ducirnos (no en todos los casos), deteriorarnos y morir.

Y no es algo que no sepamos. Simplemente, y a medida que la vida nos envuelve en su trajín, nos olvidamos y de pronto, sin mirarnos en detalle, no avizoramos que el paso del tiempo es implacable y una realidad.

La palabra “deterioro” asusta y da la sensación de avería o imperfección, pero ciertamente debemos entender que eso es lo que le sucede a todos los seres que formamos parte de la naturaleza. Es la ley del crecimiento o evolución.

Todo lo que nos sucede puede ser vivido como riqueza u oportunidad, o como fracaso y límite. Cuando una persona encuentra un sentido a su vida, no le interesa volver al pasado a rescatar nada, porque todo lo que se hizo en el pasado dio origen al presente.
Sólo un pasado forjado y lleno de cosas reales da origen a un presente lleno de proyectos.
Hacerse mayor quizás pueda ser “hacerse mejor”.

La prolongación de la vida exige que cada individuo y la sociedad adopten una perspectiva de vida e incluyan ci­clos vitales ignorados antes a fin de aprender a envejecer, a potenciar las capacidades y aceptar las limitaciones. Esto significa tomar lo que puede ofrecer la vida; por ello es im­portante pensar en el presente y en el futuro y lograr que éste sea una etapa más del ciclo vital, alcanzando situaciones de desarrollo satisfactorias y actualizadas que proporcionen los aprendizajes adecuados para gozar esa etapa en forma sana y provechosa.
Conocer y elaborar los cambios lleva a asumir esta etapa y se facilita así el desempeño de nuevos roles, de nuevas activi­dades y de nuevas formas de vida.
Conocerse lleva a descubrir potencialidades, a recrear mo­tivaciones y registrar deseos que quizá fueron relegados an­teriormente. Actividad es una palabra clave, pero no refiriéndose a cual­quier actividad como muchas veces se le propone a los adul­tos mayores, sino una actividad con sentido personal que lle­ve no sólo al esparcimiento –válido, por cierto-, sino también a la expansión de la personalidad toda, al enriquecimiento y a sentir que se va incorporando una mejor calidad de vida.
Decimos siempre: vivir más años...Bueno, pero vivirlos bien... en plenitud... es mucho mejor.
Si estás sintiendo que pierdes la juventud y que el paso del tiempo te angustia, está el “miedo a morir” detrás de todo ello, una realidad que hay que asimilar e integrar a la vida. Por ello hay que enseñar a envejecer. El gerontólogo chileno Fernan­do Lolas Stepke dice: “Enseñar a envejecer no debiera ser distinto que enseñar a vivir”.

" no dejes de venir con nosotros  al V diplomado en logoterapia,inicio 12 marzo, encontraras  en ella, muchas respuestas a lo que hoy te inquieta...."


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