jueves, 24 de marzo de 2011

ACEPTARTE O NEGARTE.... ¿CUAL ES TU DECISION?


  ACEPTAR LA REALIDAD ROMPE EL HECHIZO DEL SUFRIMIENTO Y LIBERA LA ENERGÍA DE LA ACCIÓN, LA CUAL GENERA UNA NUEVA REALIDAD.


La realidad externa nunca cambia, porque su existencia obedece a la correspondencia con el interior del individuo que la vive. Sólo cuando éste cambia su interior, genera una nueva realidad para él. Esto lo logra cuando comprende y acepta que lo externo es el resultado de su experiencia interior, la cual puede decidir cambiar, por sí mismo. Aunque muchas personas aseguran haber cambiado la realidad, lo que ha sucedido, realmente, es que desde su interior han logrado generar una nueva realidad para ellos. Es algo similar a cuando un preso es liberado. Al salir a la calle, su realidad se modifica, pero la cárcel sigue existiendo para los demás presos que no han cumplido su pena. La realidad del niño que se enfrenta con una complicada regla de tres compuesta, realidad que es permanente para todos los niños que aún no han comprendido ese ejercicio; sin embargo, para un matemático avanzado se trata de algo inexistente como problema. Coexisten pues, realidades diferentes. Cuando atravesamos una ciudad encontramos muchas realidades diferentes: la del mendigo, la del enfermo, la del pobre, la del rico, la del desempleado, la del opulento, la del miserable, etc. Todas esas realidades están presentes simultáneamente, pero cada persona vive solamente aquella realidad que corresponde con su experiencia interna.

Cuando dejamos de luchar para cambiar la realidad tal cual es, ya estamos listos... Listos para vivir una nueva realidad, porque la anterior ya nada más puede enseñarnos y se produce lo que la ciencia llama un fenómeno comprobado: Así como al mezclar hidrógeno y oxígeno, dos gases, se produce agua, también es científicamente comprobable que hay una nueva vida para quien logra aceptar totalmente su realidad presente, como algo que ya no necesita más...
Frente a la realidad de la vida, sólo existen tres clases de individuos:
Primera Clase: Los que luchan frente a la vida, sin éxito y por tanto con mucho sufrimiento, tratando de encontrar satisfacción personal, a través de modificar la realidad presente, para acomodarla a sus ideales. Son los más atrasados espiritualmente, por lo cual, aún no pueden abandonar el sufrimiento.

Segunda Clase: Quienes traen como misión cambiar el entorno natural, social, económico, político, científico, religioso, etc. No es que tengan más éxito que los anteriores sino que logran cambios porque ese entorno ya no corresponde con las personas que allí viven. Estos de segunda clase son de diferentes niveles de evolución, pero su acción siempre corresponde con las necesidades de los individuos de primera y segunda clase. Su costo personal es alto, luchan y sufren.
Tercera clase: Los que aceptan la realidad presente, como una maravillosa oportunidad para trascender sus limitaciones internas, por lo cual solamente se ocupan de modificar su propio interior. Son los más adelantados espiritualmente. Ya pasaron por las correspondencias bajas de los niveles de evolución de los de primera clase y saben que les corresponde vivir en las realidades creadas por los de segunda clase, cuyas labores no les corresponde hacer.

¿A cuál grupo perteneces? ¿SUFRES, LUCHAS O ESTÁS EN PAZ?
¿Cómo podré saber que ya he aceptado, totalmente, la realidad que ya no quiero seguir viviendo?

Cuando renuncias definitivamente a tratar de cambiar la realidad externa presente a menos que reconozcas que esa es tu misión.
¿Y cómo puedo saber que sí tengo la misión de cambiar algo?

Porque sabes qué hacer y además tienes las herramientas y los medios necesarios para hacerlo. Además porque verificas que lo estás logrando.
El propósito de la Aceptología es liberarnos, definitivamente, del sufrimiento. Por esta razón, siempre que te encuentres sufriendo, necesitas hacerte una sola pregunta: ¿Qué es lo que no estoy aceptando? Ante esa pregunta, en tu mente, aparecerá automáticamente la respuesta y posiblemente te digas a ti mismo lo siguiente: Si, esa respuesta es la causa de mi sufrimiento. De allí, para dejar de sufrir, pueden surgir dos nuevas preguntas: ¿Pero cómo puedo yo aceptar eso? y ¿cómo puedo yo aprender a aceptar eso?. Conociendo la ley que lo rige, en ese momento te darás cuenta de algo maravilloso y es saber que la aceptación solo puede aplicarse cuando hay comprensión, porque la aceptación no es fe, ni está sustentada en una creencia sino en un resultado. Comprendo que la limitación está en mi mente. Por lo tanto, si tienes suficiente comprensión, ya estás listo para liberarte definitivamente del sufrimiento, a través de la aceptación, pues de lo contrario seguirás sufriendo.

este  11JUN, VI Diplomado en Logoterapia y Sentido de Vida., escribenos a info@dauperu.com
o llamanos al 2529639.
Sandra.


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