Si necesitamos cambiar, no forcemos, primero aceptemos, recorramos el camino de la aceptación e integración de las experiencias que vivimos, de quiénes somos, de quién es el otro. La aceptación siempre es el inicio, lo que es, lo que ES, no lo que quiero, me gustaría, desearía o esperaría. La expectativa es lo que verdaderamente nos bloquea el camino, la “espera “inútil pensando que solo pensando que algo va a cambiar, cambia. “Esperar “puede presentar dos connotaciones; una valiosa y asertiva que conlleva paciencia y cuidado, y otra que no es tan sana, que es acomodarse en una zona de confort a ver si pasa algo.
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