COMO ESTIMULAR A UN HIJO
Cuando era joven, se me
consideraba un bribón. Cuando se escapaba una vaca de los pastos, se rompía una
presa o un árbol aparecía cortado misteriosamente, todo el mundo sospechaba del
joven Napoleón Hill. Y, además, todas aquellas sospechas tenían su justificación.
Mi madre había muerto, y mi padre y mis hermanos pensaban que era malo, razón
por la cual yo era realmente bastante malo.
Puesto que la gente me tenía en
este concepto, no iba yo a decepcionarla.
Un día, mi padre
anunció que se iba a volver a casarse. Todos nosotros nos preocupamos
por la clase de nueva ¨madre¨ que íbamos a tener, pero yo, en particular,
estaba decidido a que ninguna nueva madre que entrara en nuestra casa pudiera
hallar un lugar en mi corazón. Al final llegó el día en que aquella mujer
desconocida entró en nuestro hogar. Mi padre permaneció al margen y dejo que
ella manejara la situación a su manera. Recorrió la estancia y nos fue
saludando alegremente a todos…hasta que llegó a mí. Yo estaba rígido como un
palo, con las manos cruzadas sobre el pecho, mirándola furioso sin la menor
expresión de bienvenida en mis ojos.
¨Y este es Napoleón –dijo mi
padre-. El peor muchacho de las colinas.¨ Jamás olvidaré lo que hizo entonces mi madrastra. Apoyó ambas manos
sobre mis hombros y me miro directamente a los ojos con un centelleo en lo
suyos que siempre recordaré con cariño: ¿ El peor muchacho? –dijo-. De ninguna
manera. Es el muchacho más listo de estas colinas y lo único que tenemos que
hacer nosotros es sacarle de dentro estas cualidades.¨
Mi madrastra fue siempre quien me
ayudó a abrirme camino por mi cuenta con los arriesgados proyectos que más
adelante se convirtieron en la columna vertebral de mi carrera. Jamás olvidaré
la gran lección que me dio a propósito del estimulo a los demás, dándoles
confianza en sí mismos. Porque mi madrastra fue quien me hizo. Su profundo amor
y su confianza inquebrantable me estimularon a tratar de convertirme en la
clase de muchacho que ella creía que era.
Por consiguiente, puede usted estimular a los demás, teniendo
confianza en ellos. La fe correctamente entendida, es activa, no pasiva. La fe
pasiva es una fuerza tan inoperante como la vista en un ojo que no observa.
Espero les haya gustado…muchas gracias mis
alumnos del VIII diplomado en
Logoterapia y Sentido de Vida a distancia por tan lindo tema.
Saludos
Sandra.
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