LA ACEPTACION
¿Qué te produce esa palabrita tan pequeñita y tan contundente?
Chiquita y poderosa esa palabra requiere todo un proceso de incorporación,
integración, y la puesta en marcha de una de las capacidades más humanas
que tenemos los humanos, LA ACEPTACION.
Recuerdo que leí hace un tiempo un cuento pequeño, un breve relato de
Milton Erikson que transcribo “Cuando era joven su familia vivía en una granja,
y cierto día se encontró́ a su padre ante la puerta del establo, empujando con
toda su fuerza al burro por las bridas para que entrara en el establo. El
burro, terco como tal, permanecía impasible como un resistente pasivo en
empecinada oposición. Erickson solicitó permiso a su padre para intentarlo con
sus propios métodos.Se acercó́ al burro por atrás y tiró fuertemente de su
cola hacia atrás ayudándolo a quedarse como el
burro quería, ante lo cual el burro manteniendo su oposición simplemente
entró en el establo, cumpliéndose así́ la tarea”
Cuanto más nos empecinamos en algo, paradojalmente sucede como el burro,
no quiere entrar al establo.
Hay situaciones a las que hay que decirles que NO, y no
por un negativismo y/o pesimismo, quizás sea por una realidad que se nos presenta
cara a cara y que muchas veces no aceptamos: NO DEPENDE DE NOSOTROS.
Hay situaciones que se presentan con un NO, algo
nos dice que NO, alguien nos dice que NO ¿qué hago? ¿Cómo hago
para cambiar el NO? ( no me quieren como quisiera que me quieran, no me
aceptaron en ese trabajo, no me dieron la oportunidad, no me valora como
hubiese querido , ufffffff etc, etc)
Son luchas enormes, batallas que quizás no nos pertenezcan, y en eso se
va la vida, los años, tratando o intentando que ese NO se transforme en un SI.
Entonces que queda ¿resignarse?
Queda ACEPTAR el LIMITE, la frontera, el hasta ahí…
Te pido que hagas este ejercicio, muy pequeño, pero sanador…
Cierra los ojos, pon delante de ti
imaginariamente a la persona a la que debes decirle que NO, o a la que tienes
que decirle BASTA, obsérvala con paciencia y serenidad, y pon imaginariamente
en el medio entre ella o él y tu persona un cristal, y a medida que se va
colocando ese cristal, di “tu hasta ahí, yo hasta aquí”. Así cada uno seguirá
su camino de aprendizaje, sin intentar empujar nada…
Recibir un NO golpea, porque no es lo que esperamos, uno espera un
SI SIEMPRE. El NO rompe un orden que habíamos prefijado para una situación. Ahí
es donde aparece esa vivencia existencial del vacío, cuando lo que esperé y
quise, no se dio, cuando lo que soñé e imaginé, no pudo ser, o cuando lo que
tenía y adoraba, lo perdí.
Iniciando ese proceso duro, de abrazar el límite, como parte de la vida.
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