EMPATIA Y LOGOTERAPIA

EMPATIA Y LOGOTERAPIA

Psic. Alejandro Salomón Paredes

DAU ESCUELA DE VIDA

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La empatía (aquella capacidad para poder comprender a ese otro ser humano quien vive, siente o piensa algo, dejando un momento aparte la importancia de mi propio sentir) se me abre como una puerta a la trascendencia, hacia ir más allá de mi. No a ser otro, sino a estar con otro, siendo siempre yo mismo.

Ir realmente al encuentro de ese otro - ya sea en el consultorio o en la cotidianidad de la calle – suscita que me abra al mundo, que confirme lo que es valioso para mí. Aquello donde descubro sentido. Creo que no me sería posible vincularme contigo si no eligiera considerar valioso nuestro momento, nuestro aquí y ahora, contigo como co-protagonista y saber que tu eres parte de esto que vale mucho, con todo lo que traes, lo que sientes, piensas, vives, expresas y no expresas.

Y, ¿cuál es el papel de la empatía en la logoterapia? Carl Rogers (desde su humanismo) plantea que para ser terapeuta hay que reunir tres capacidades: ser auténtico, aceptar incondicionalmente al otro y ser empático. Y me pareciera que las tres forman una unidad múltiple que describe un modo de ser humano, humanizado. El clima de respeto total que inspira la labor logoterapéutica me invita a intencionar mi conciencia, a activar el motor que es mi voluntad, direccionándome hacia lo que nutre mi espíritu, lo que es realmente valioso: el encuentro contigo, el nacimiento de un vínculo, de un Yo y Tú.

El vínculo puede no serlo y ser solo una relación, un mero encuentro Yo – cosa, en el que busco satisfacerme en algo, consciente o inconscientemente llenar algo con tu ser como objeto. Sacar provecho. La intención se dirige hacia adentro. Ya no hay un Tú, solo un eso. Estoy flotando en una capa superficial de mi ser - siendo. Solo actúo desde mi psique y soma, enmimismado. Hago como que me importas. Tapo mis vacíos. Puedo estar neurotizado, quizá tengo un conflicto de valores. O quizá soy consciente de lo que hago. Como sea, no habrá encuentro verdadero. No habrá vínculo. En tales condiciones es imposible que fluya la logoterapia, en un uno con un otro.

Recordemos que una logoteoría puede estar integrada o no con una logoactitud en la vida. Para nutrirme en mi espíritu y ser más libre he de elegir no solo lo que alimenta mi organismo y mi psique. Algo extraordinariamente valioso, algo único e irrepetible se muestra latente en el entre nosotros. Elijo aceptarte y comprenderte. No comprender lo que te pasa (sería imposible), sino comprenderte a ti, a quien le pasa, en tu unicidad y valor, como compañero de este instante, que es un regalo de mi vida. Quizá a estas alturas mi Yo se esté abrazando con mi ego, y no solo este hablando de logos, sino vivenciandolo, mientras lo descubro. Me doy cuenta que puedo nutrirme sin pensar en nutrirme yo.

Solo así, querido otro, podrás alimentarte de nuestro encuentro. Sino agregaré toxinas a tu sufrimiento, mientras me engaño a mi mismo sobre cuanto valgo.

Nutrámonos juntos, en el dialogo, en el contacto, en el abrazo, en la lágrima, en el grito y en la sonrisa, siendo yo consciente que eres un Tú aquí, ahora y en tu proyecto.

No solo te miro, te oigo y te entiendo. Más bien te observo, te escucho y te respeto.

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