sábado, 27 de agosto de 2011

EL PODER DE LAS PALABRAS


                                         EL PODER DE LAS  PALABRAS
            (  Escrito por Liset Lopez, de Republica Dominicana, alumna y  amiga de nuestro Centro)

Creo firmemente en que “El poder de las palabras se encuentra en que son capaces de guiar las almas”!!!  (Platón).
Llena de regocijo y plenitud he disfrutado el 20 aniversario de nacimiento de mi hijo Ricardo…  Razón sobrada para compartir las palabras que escribí para él en la mañana de su graduación escolar, y que de forma improvisada la directora me pidiera leyera momentos antes del acto, en representación de todos los padres.

Miércoles, 8 de julio de 2009
Santo Domingo, RD

Hoy no puedo dejar de compartir la alegría que siento porque nuestro Ricky se gradúa!!! Me remonto a todos los momentos especiales que Dios me ha dado la oportunidad de atravesar junto a él, a quien considero uno de mis principales maestros en mi peregrinar hacia mi Amado Jesús...
Por las condiciones de su nacimiento y su posterior frágil salud, lo han convertido en un joven fuerte, deportista, disciplinado (un "buen soldado", como diría su papá), organizado y, lo más importante un alma obediente a las leyes de Dios, que trata cada día de realizar sus responsabilidades de manera correcta y con un alto sentido del deber y el servicio a los que le rodeamos, que me enorgullece y me hace pensar que ha valido la pena todo el caminar para la Gloria de Dios!!!!!
Son muchas las caras que vienen a mi memoria cuando recorro su historia de vida, pero hay una en especial que nos ha unido Dios porque su Providencia no tiene fin... Esa es Bernardette Blenk... que ha dedicado todos sus años de juventud y su madurez a la educación de almas, verdaderamente "contra viento y marea" en un país tan especial como el nuestro...
La conocí cuando le llevaba un cliente de las Naciones Unidas, una madre brasileña que se encontraba evaluando dónde estudiaría su único hijo en nuestra tierra, y a la que había sido asignada por su desempeño por unos años. El niño no sabía inglés, mucho menos español... Debía ingresar en ese entonces al quinto grado, pero por las limitaciones del idioma otras dos opciones de colegio le sugerían cursara el cuarto grado de primaria nuevamente.
Mrs. Blenk, con la sabiduría que la caracteriza, nos dijo: "Vamos a llevarlo a los dos cursos y él mismo encajará en el que le corresponde". Procedimos a visitar el cuarto grado que nos quedaba de camino y tanto el niño como los de este curso no mostraron interés en compartir la dinámica que realizaban en ese momento: Se encontraban en una esquina del salón donde estaban practicando las medidas del cuerpo en pulgadas y centímetros uno a los otros, mientras calculaban unos problemas matemáticos con esas medidas. Sería algo así como "aprender haciendo"... Esta alternativa quedaba en silencio descartada, y mientras seguíamos a Mrs. Blenk hacia el quinto grado todos salían al "recreo", lo que dificultaba aún más la integración del niño al desconocido grupo...
Para mi asombro, sin ninguna instrucción de autoridad alguna del colegio, el niño fue invitado a jugar con una bola de fútbol y con señas él accedió, quedando implícita su aceptación al International School a través de la dulce y afable sonrisa de Mrs. Blenk. Así de simple.... sin rigurosos exámenes previos, ni reglas pre-establecidas, ni prejuicios que limitan.... por más difícil que sea el estudiante-reto que tenga delante. Cuánto que aprender de esta gran mujer, de este gran ser humano.... que acogió a Ricky a su ingreso al colegio durante todo un mes y en su propia oficina, al finalizar cada día el horario escolar, y supervisar ella misma que realizara sus tareas totalmente solo, sin mi ayuda...
Uno de esos días que le llevaba el almuerzo a Ricky le entregaba delante de ella unas fotocopias de las clases de esa semana de los cuadernos de la mejor alumna: Bianca, y me dijo con una dulzura y comprensión que nunca olvidaré: "Liset, debes dejar que él camine solo, él aprenderá... es muy inteligente y cuando descubra lo que le apasiona, será totalmente diferente…"
Recordé las palabras de Victor Frankl, médico sobreviviente del complejo Auschwitz formado por diferentes campos de concentración y exterminio, que decía que “Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, nos encontramos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos”. Eso tuve que hacer yo... Comencé la  difícil tarea de “aprender” a dejar de empujar, de presionar, de apurarme, de empeñarme... y poco a poco entender que un orden Superior prevalece a pesar de mí.
Otros comenzaron también a integrarse en el proceso... y se convirtió en una experiencia comunitaria, donde toda la familia y mis amigas más cercanas, de una u otra manera estaban envueltas en la misma.
Y es por mi Ricky que comienzo a navegar en una experiencia más exigente, a veces hasta desconcertante, de "dejar a Dios ser Dios". Y este es el resultado: Iniciará en el próximo mes de septiembre sus estudios universitarios…
Hoy se inicia una nueva etapa en su vida y en la de sus compañeros, razón suficiente para encomendarlos al Autor de la Vida, para El que nada es imposible, que siempre recuerden esta verdad, que les inspire y que despierten su potencial infinito, superando las dudas y temores, a fin de actuar con una mayor comprensión de que nuestras capacidades son infinitas e ilimitadas, sin ataduras de ninguna clase!!!
Cuando la Universidad de Oxford le pidió pronunciar el discurso de la fiesta de graduados a Sir Winston Churchill, quien había repetido tres veces en la escuela el octavo grado debido a que le costaba aprender, llegó con sus acompañantes habituales, un bastón y un sombrero de copa. Mientras se aproximaba al podio, el público le brindó aplausos de aprecio. Churchill, con pausado ademán calmó la multitud, mientras se paraba firmemente delante de sus admiradores.
Luego colocó el sombrero sobre el atril. Mirando directamente a la ansiosa audiencia, gritó con voz vibrante de autoridad: "¡Nunca se rindan!" Transcurrieron algunos segundos. Se alzó en puntas de pie y gritó nuevamente: "¡Nunca se rindan!"
Sus palabras tronaron a través del auditorio. Se hizo un profundo silencio mientras Churchill alargaba su brazo en busca de su sombrero; ayudándose con su bastón abandonó la tribuna. Su discurso había terminado.
El discurso de graduación de seis palabras de Churchill fue sin duda el más corto y elocuente jamás pronunciado en Oxford. Aun así, su mensaje fue también uno que todos los presentes recordaron durante el resto de sus vidas.
Recuerda Ricky que la perseverancia es un gran componente del éxito, y que si golpeas a la puerta con la persistencia y el ruido suficientes, seguramente despertarás a Alguien!!!!!!!
Con amor,
Tu Mami



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